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  • Ludwig V. Burkes

El 11-S: las pistas del dinero. PTech.

Seguimos con el tercer capítulo del documental de James CorbettThe 9/11 Trillions. Follow the money”(1) esta vez dedicados a la empresa PTech y a una operación del FBI llamada “Vulgar Betrayal” (traición vulgar).



La mera idea de un auto-atentado (atentado de bandera falsa, como se dice ahora) suele resultar indigerible para la mayoría de la gente culta. La idea de un padre matando a uno de sus hijos para aterrorizar a los otros y así controlarlos mejor, es inconcebible. Supongo que, porque la formación y la cultura nos vienen del Estado, somos incapaces de imaginarnos a éste como a ese padre filicida. Para tranquilizar su imaginación, el incrédulo argumenta que un auto-atentado requiere de la complicidad de demasiada gente y que eso no es posible.


En el país con más agencias de seguridad ¿cómo es posible organizar un auto-atentado? Pues piense que para sabotear los sistemas de protección no es necesario contar con todo su personal sino con unos pocos bien colocados que ni siquiera tienen por qué estar al tanto del plan completo. En realidad, sacando algo de tajada, la gente prefiere saber cuanto menos mejor. Basta con que se les dé el mínimo de información necesaria para hacer bien su cometido. Los de arriba conocerán bien su catadura moral y una vez desvelada la atrocidad estarán cogidos por los cataplines. Un poquito de dinero extra por aquí y por allá y aquí nadie sabe nada.


Pero ¿qué tal si supiéramos cómo funcionan y cuáles son los puntos flacos del funcionamiento de… el FBI, la OTAN, la Fuerza Aérea, el Mando Aéreo-naval, El Servicio Postal, la Cámara de Representantes, el Departamento de Defensa, el Servicio Secreto y la mismísima Casa Blanca, entre otros? ¿Seguiría pareciendo muy difícil planear un auto-atentado? Creo que la cosa cambia mucho ¿verdad? Bueno, pues eso es justo lo que sabía PTech.


¡Ya! Pero ¿no va a haber nadie que dé la voz de alarma? Pues sí, y en el 11S hubo muchos agentes de policía y servicios secretos que así lo hicieron(2), pero, dar la alarma ¿a quién? Debido a la naturaleza intrínsecamente criminal del Estado, que nos lleva a que todo el mundo tenga algún pecadillo que tapar, y al control de los medios masivos de comunicación, aquellos que tratan de cumplir con la obligación moral de denunciar asuntos turbios son inmisericordemente silenciados. No es que todo el mundo esté pringado en el 11S en concreto pero todo el mundo tiene algo que perder si se ponen a tirar de la manta.


Ese es el caso de la operación “Traición Vulgar”, llevada a cabo principalmente por los agentes Robert Wright y John Vincent del FBI. Como siempre, cuando empezaron a hacer preguntas lo único que se encontraron fueron barreras, pegas y consejos de dejarlo pasar. Repito, no es que todo el mundo esté en el ajo, sino que todo el mundo sabe que lo mejor es no estar en el ajo. Que si el pescado huele, uno se tapa la nariz, hace de tripas corazón y todo va como la seda. Este es otro de los componentes esenciales del mecanismo de las grandes conspiraciones: la gente no necesita saber qué es lo que están encubriendo. Sencillamente saben que no tienen que hacer preguntas ni abrir puertas sin permiso. La conciencia la acallamos con un simple ¡el mundo es así!


Yasin Al-kadi es todo un cuento de Las Mil y una Noches en sí mismo. Amigo de las altas esferas, en listas de terroristas más buscado, inversor principal de PTech, empresa encargada de estudiar los fallos de una gran parte de la administración civil y militar americana. ¿Pero qué me dicen de Suheil Lahei? Programando el software que va a controlar las defensas aéreas de EEUU a la par que escribiendo loas a la Santa Alianza Islámica y codeándose con allegados de Bin-Laden.


Sabiendo todo esto que nos cuenta James Corbett ¿alguien se sorprendería que los “terroristas” se saltasen a la torera las defensas del espacio aéreo mejor defendido y engañasen a los sistemas de inteligencia más avanzados del mundo?


PTech tenía las contraseñas de los ordenadores para el control de vuelo de la FAA americana, la Administración Federal de Aviación. ¡Quién se extraña que se formaran la picha un ocho el día D tratando de interceptar esos aviones! Especialmente si sabemos que ese mismo día se estaban haciendo varios simulacros de defensa aérea, uno de ellos de precisamente un intento de secuestro de avión para – no respiren… – ¡derribar edificios! Todo muy normal, sí señor.


Y nuevamente la Comisión del 11S ni menciona a PTech, a pesar de que su presidente, Thomas Kean, hizo negocios millonarios con BMI, uno de los principales inversores de PTech. ¡Menuda comisión de investigación fue esa! Bueno, como todas las de este estilo, para qué engañarnos. Si quieres tapar un asunto turbio, forma una comisión de investigación.


He de confesar que por más veces que veo la escena de Robert Wright, con sus colegas del FBI John Vincent y Barry Carnaby, pidiendo perdón a las familias de los muertos y lisiados del 11S, no deja de hacérseme un nudo en la garganta. Aquí se ilustra otro de los mecanismos que hacen posible que el mal impere a sus anchas por todos los vericuetos del Estado. Las grandes instituciones del mal, como las iglesias, los gobiernos, las organizaciones “benéficas” internacionales tipo Cruz Roja, etc., se sustentan sobre millones de personas de bien que honestamente tratan de ganarse la vida ayudando a sus vecinos, pero que a la larga no pintan nada, y sirven de pavimento para llevarnos a todos al infierno.

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  1. A este tema James Corbett dedicó más de dos horas de documentales que puede ver en 9/11 Whistleblowers (Full Documentary)




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