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  • Ludwig V. Burkes

¿Son los virus malos, buenos o todo lo contrario?

La pregunta puede que le parezca absurda, tonta, pero si cambiásemos virus por bacterias ¿seguiría siéndolo? ¡Ah! ahí ya hay que empezar a hacer distinciones porque ya todo el mundo sabe que el cuerpo está "superpoblado" de bacterias que no solo son buenas sino esenciales. Sin ellas moriríamos rápidamente. Sin embargo hubo una época en la que las bacterias también estaban satanizadas como la principal causa de enfermedades y no se les veía nada bueno.

La demonización de virus y bacterias viene de la teoría microbiana o de los gérmenes del controvertido Louis Pasteur para explicar las enfermedades. Era la continuación lógica a la posesión diabólica. Algo malo ha debido de entrar en nuestros cuerpos que los hace enfermar. Desde luego en muchos casos es así sin lugar a dudas. Les llamamos venenos, substancias tóxicas. Pero un ser vivo es algo más rentable para los vendedores de remedios, también llamados boticarios o farmacéuticos, porque aunque los venenos puedan tener antídotos, no son contagiosos y esto hace de las bacterias, con la "invención" de las vacunas, una fuente inagotable de ventas.

No siempre han creído los "curadores" que las enfermedades son causa exclusiva de un patógeno exterior. Otras medicinas tradicionales hacen más hincapié en interrelaciones del medio (temperatura, humedad, salinidad, ruidos, etc.) con nuestro cuerpo, formado a su vez por el cuerpo material y el cuerpo espiritual o psique. De hecho modernamente hay una corriente dentro de la medicina occidental que vuelve a este enfoque: la Medicina Alemana del doctor Ryke Geerd Hamer. Sin duda, si busca información sobre él en los medios de comunicación poseídos y controladas por los mismos que poseen y controlan la industria farmacéutica, la mayor industria del mundo, no espere leer u oír nada bonito sobre él. Este vídeo, con su doblaje que invita a la risa, puede darles una idea sobre la persona.


Por desgracia nuestra educación religiosa, ideológica y científica nos empuja a desechar toda idea no ortodoxa como estúpida, indigna de consideración. Curiosamente, el mundo científico es el que más adolece de esto. En el terreno político las distintas ideología conviven en el mismo sistema y saben que la pluralidad (aparente, claro) es necesaria para mantener la ficción de democracia. Las distintas iglesias se enorgullecen de participar en congresos ecuménicos y de tolerar al otro. Pero en la Ciencia, la ortodoxia es inflexible. Cualquier hereje es machacado sin piedad. No se admiten disensiones. Paradójico ¿verdad?

Recientemente estoy empezando a aprender a escuchar otras ideas sin que se me revuelvan las tripas. Uno no puede esperar encontrar la verdad absoluta y completa en la exposición de una persona. Pero sí podemos encontrar elementos de verdad que nos ayuden a completar un poco el puzzle de la realidad.

El caso es que hay quienes defienden - y no son papanatas sin formación científica - que los virus tienen dos orígenes: uno, son esporas que las bacterias a punto de morir sueltan y que sirven, a modo de mecanismo de emergencia, para reproducirse después cuando las condiciones son propicias; dos, excreciones de las células intoxicadas que funcionan como disolventes para deshacer las toxinas que las amenazan. Si a esto añadimos que también defienden que las bacterias son siempre beneficiosas para los cuerpos que las albergan, que su misión es restablecer equilibrios rotos y combatir toxinas, llegaríamos a la conclusión que los virus son buenos. Estos científicos apuntan que los virus y las bacterias están siempre con nosotros. Cuando hay un desequilibrio grande o suficientes toxinas para provocarnos diarreas exageradas (eso que llamábamos antes cólera y ahora gastroenteritis) las bacterias del cólera se multiplican para luchar contra ello y por eso se les pilla en el lugar del crimen. Algo así como si acusásemos a los coches de bomberos, ambulancias y patrullas de la Guardia Civil de ser los causantes de los accidentes de tráfico: siempre que hay un accidente de tráfico ellos están por allí alrededor.

Pues bien, hay dos cosas que me hacen pensar que este enfoque tiene mucho de sensato.

La primera es el resfriado común, llamado en inglés "cold" (frío) . Como su nombre bien indica, para resfriarse hay que pasar un episodio de frío: tener mucho frío, haber estado en una corriente de aire frío, haber bebido algo muy frío estando acalorado, etc. Habrá quien diga que esto no es necesariamente así, pero yo no recuerdo haberme resfriado sin haber estado en contacto con el frío. Por otro lado, cuando sufres estos episodios de frío es raro no resfriarse en mayor o menor medida. Pero según dicen los resfriados los provocan varios tipos de virus siendo la familia de coronavirus muy frecuente. ¿Cómo se comen ambas cosas? ¿el virus necesita que el cuerpo pase frío para poder actuar contra él? ¿Siempre que uno pasa frío hay coronavirus alrededor pero si uno está abrigado no se atreven a entrar en el cuerpo?

La teoría de que el resfriado lo provoca una acción externa como es el frío y que entonces el cuerpo genera los virus para combatirlo me encaja mucho mejor.

La segunda es el hecho en sí del inicio de una enfermedad. ¿Dónde estaban los patógenos antes de atacar a la primera víctima? Con las enfermedades clásicas uno puede pensar que alguien ha visitado un sitio donde la hay y luego la ha traído a su casa empezando ahí un nuevo brote. Pero ¿y una enfermedad supuestamente nueva como el Covid-19? ¿En los murciélagos? Bueno para reproducirse en los murciélagos tendrían que parasitar sus células y estas se destruirían ¿no? ¿el murciélago no se vería afectado para nada? ¿O es que el virus se puede replicar sin dañar las células del parasitado?

Hay una posibilidad que es que el virus sea fabricado por el propio hombre en laboratorios y luego inyectado en seres humanos de alguna manera. La ingeniería genética parece estar muy desarrollada a juzgar por los alimentos transgénicos. Pero incluso esto podría de alguna manera apoyar la tesis de la Medicina Alemana. Que los hijodeputas de la industria de guerra se han devanado los sesos tratando de crear el arma biológica perfecta no me cabe la menor duda, pero ¿lo han conseguido? Para cualquier otro tipo de armas (convencionales, atómicas, químicas, electromagnéticas) han dado claras muestras de haberlas empleado con éxito. Pero con las armas biológicas todo parece estar en el terreno de la amenaza. Hay quien explica las pandemias del siglo XX y XXI con la irrupción de nuevos tipos de ondas electromagnéticas. La gripe y el sida pueden explicarse como casos de envenenamiento por narcóticos y fármacos. No está del todo claro que estos hijodeputas hayan tenido hasta la fecha éxito en su anhelo de causar estragos entre los mortales con bichitos asesinos. En cuanto a la Peste Negra nadie parece caer en la cuenta de que la tierra vivía en esos momentos una pequeña glaciación que redujo dramáticamente la producción de alimentos e hizo las condiciones ambientales mucho más severas. De hambre, frío o miedo, por separado, muere mucha gente. Las tres cosas juntas unidas a la ignorancia forman los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.

Demasiados cabos sueltos que quedarían perfectamente explicados si los virus son provocados por las bacterias y las células, y que las bacterias están todas siempre con nosotros.

No veo en esta idea nada palmariamente absurdo y una mente científica debe estar abierta a otras posibles explicaciones del porqué de las cosas.


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