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  • Ludwig V. Burkes

¿Quiénes han de ser libres, las naciones o la gente de esas naciones?

En la antigüedad, los guerreros clamaban con orgullo que ellos servían a su Señor, lo que estaba bastante ajustado a la realidad. Allí donde el poder espiritual consiguió mantener una cierta independencia respecto al terrenal, fundamentalmente en Europa, los guerreros tenían que mostrar su alianza con ambos poderes, y Dios y el Señor iban siempre juntos en sus plegarias y exhortaciones. Todavía los tradicionalista españoles cantaban “Por Dios, por la Patria y el Rey”, y formalmente los británicos dicen “God Save the King or Queen”, aunque estos ya hacía tiempo que pusieron a su rey como Delegado exclusivo de la voluntad divina en la tierra, en un claro gesto de regresión al pasado bárbaro.


A medida que aumentaba el número de gente que se auto-consideraba con derechos a ser servidos y, por tanto, a no tener que servir a otros, el poder tenía que repartirse, llegando de forma natural al concepto de Nación, en el que un número no pequeño, aunque siempre muy minoritario, de personas se reparten el poder sobre la gran masa de ganado humano, a la que hay que convencer de que su obligación es servir a la Patria, es decir, a ellos.


En la actualidad, cuando estamos a punto de caer en la trampa de volver a la más cruda esclavitud, es bueno recordar que hubo un tiempo y un lugar en los que ciertas personas, los jeffersonianos, tenían claro que el objeto de la libertad era la persona individual y no las naciones. Por desgracia, en ese tiempo y lugar también abundaban las bestias predatorias de humanos, los hamiltonianos, que han conseguido copar con el tiempo todos los resortes de poder en la Tierra.


Os dejo con estas palabras de Thomas Jefferson para su meditada consideración.

What country can preserve its liberties if its rulers are not warned from time to time that their people preserve the spirit of resistance? Let them take arms.”


“¿Qué país puede preservar sus libertades si sus gobernantes no son advertidos de vez en cuando que la gente conserva su espíritu de resistencia? Que tomen las armas.”


Obsérvese que para Jefferson, la mayor amenaza para la libertad viene del propio Gobierno, no de otras naciones, como nuestros gobiernos nos han machaconamente dicho durante siglos.

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