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  • Ludwig V. Burkes

La doctrina de choque: un buen diagnóstico para una desastrosa cura.

Actualizado: 10 may 2021

Una amiga me recomendó no hace mucho la lectura del libro de Naomi Klein "The Shock Doctrine"(1), cosa que acabo de terminar. Como ya he comentado antes, esta distopia en la que nos han sumido me ha permitido aprender a escuchar, y leer, argumentos de personas con convicciones y creencias bien diferentes a las mías, pudiendo así aprovechar parte de su discurso. El libro muestra cómo un shock, un choque, una situación en la que de repente somos golpeados, amenazados, asustados, nuestra capacidad de reacción queda anulada y bajamos la guardia, aceptando lo que sea con tal de que nos defiendan de ese choque. Esto se lleva aplicando a las personas, en forma de tortura desde tiempos ancestrales, pero también a grupos grandes de personas mediante el terror. Sin duda, el contenido del libro ayuda a entender qué está pasando en el mundo con este coronatimo.


Escribiendo estas notas me he topado con este documental:



aunque no lo he visto, supongo que reflejará bien el contenido del libro(2).


Personalmente creo que Naomi describe muy acertadamente algunos hechos importantes de la historia reciente, muchos de los cuales desconocía por completo. Durante mi periplo hacia el anarquismo de propiedad privada me he ido topando con información que encaja perfectamente con el cuadro pintando por la autora. Un cuadro bastante deprimente sin duda alguna.


Si yo tuviera que escribir este libro, creo que podría usar la práctica totalidad del texto de la señora Klein y me bastaría con eliminar o retocar algunas frases o párrafos. Creo que pocos, en verdad. Pero esos pocos cambios le darían un enfoque muy distinto.


Naomi Klein es una firme defensora de la regulación y el control estatal de la economía, que es lo mismo que decir de la vida de las personas, aunque es más que probable que ella no sea muy consciente de esta equiparación entre economía y vida. Da la sensación que para ella la libertad, o todo lo que huela a ella, es aborrecible y conducente a injusticias. Su visión del ser humano es la de un ser discapacitado que necesita la protección de un gobierno justo. Por supuesto no se para a justificar cómo unos humanos egoístas e indefensos pueden llegar a formar un gobierno altruista y fuerte. Sin embargo, al final del libro narra cómo son las personas las que, zafándose del gobierno, terminan resolviendo los problemas en Tailandia, tras el tsunami del 2004, y cómo en Nueva Orleans, algunas comunidadades de vecinos copiaron a los tailandeses para salir de la miseria en que les había hundido el huracán Katrina.


Da por sentado que el Keynesianismo es la verdad económica y basa esta creencia en la visión estática y manipulada de ciertos momentos de la historia de ciertos países. El tiempo cronológico es quizás el problema más complicado con el que la mente humana se pueda enfrentar. La mayoría de las escuelas económicas no lo contemplan satisfactoriamente, siendo la Escuela Austriaca la única (hasta donde yo sé, que no es mucho) que lo incorpora esencialmente a su teoría económica. Naomi se fija en unos determinados gobiernos de unos determinados países en un determinado tiempo, y, confundiendo a veces intenciones con resultados (fallo muy frecuente en los seguidores de ideologías políticas) supone que esa situación se mantendría en el tiempo sin mayor problema. Este es el problema de jurar amor eterno cuando se es joven, o de encariñarse con cachorros de tigre. Son adorables pero crecen. Para Naomi, el New Deal de F.D. Roosevelt es un modelo de política a seguir en caso de crisis. Para ella, la Gran Depresión fue fruto de la desregulación y el mercado libre. Rothbard nos enseña que el crack del 29 fue fruto de la "intervención" monetaria de la Reserva Federal, y que la Gran Depresión, que no llegó hasta el 33, fue consecuencia directa del New Deal, que por cierto, no fue diseñado por Roosevelt sino por su predecesor conservador Hoover, da ahí el nombre de la presa del Colorado, símbolo del New Deal. Además, EEUU no llegó a salir de la crisis hasta bien pasada la 2ª Guerra Mundial.


A los libertarios que lean el libro les pongo en guardia por el ataque continuado e incisivo contra el libre mercado y el capitalismo. Ella, como la mayoría de la gente de izquierdas, confunde capitalismo con mercantilismo, capitalismo de amiguetes (crony capitalism) o cualquier otra forma de gobierno en la que unos pocos bien situados aprovechan la fuerza coactiva del Estado para enriquecerse a costa de la gente. Aclaro que esos pocos suelen ser los mismos que están en el gobierno del Estado, no es que el Estado, inocente, sea parasitado por ellos. Además, confunde el libre mercado con las políticas que los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial imponen a sus víctimas. Decir que en Iraq se impuso el mercado libre es de risa. Como ella misma dice en el libro muchas veces, en los países donde se aplicaron la doctrina de choque solo eran ciertas empresas las que podían entrar, y la liberación del mercado atañía solo a ciertos servicios privatizados que seguían funcionando, más o menos, como monopolios. Nada que ver con el libre mercado que los libertarios tenemos en mente, es decir, la libertad de comerciar con el que quiera y donde quiera. De haberse impuesto un libre mercado en Iraq, los iraquíes serían los primeros que habrían ofrecido sus servicios a sus compatriotas, y habrían estado en mejor disposición para hacerlo que antes de la liberación del mercado al poder adquirir material en el extranjero. La rama de anarquismo que yo defiendo es conocida como anarcocapitalismo, término que no me gusta usar por lo viciado que está el término capitalismo entre la inmensa mayoría de personas. Para mí capitalista es todo aquel que ahorra e invierte sus ahorros en medios de producción (formación, vehículos, herramientas, máquinas, locales, etc.). Por lo tanto, capitalistas son la inmensa mayoría de las personas de este mundo.


Es llamativa la inquina que le profesa a Milton Friedman la autora. Aunque, como todo libertario que ha pasado por el liberalismo, he simpatizado con Friedman, en la actualidad no es santo de mi devoción. La Escuela Austríaca no tiene nada que ver con la Escuela de Chicago, e incluso son oponentes en muchas cosas. En el libro creo recordar que solo se menciona a la Escuela Austríaca una vez, y para decir que uno de sus autores se oponía a las políticas de los de Chicago. Sin embargo, cita dos o tres veces a Hayek, que es austríaco. He leído algunos libros de Hayek y creo que puedo asegurar que para nada defiende lo atacado por este libro. De todas maneras, como ya he dicho en otras entradas, Hayek es posiblemente el menos austríaco de los austríacos.


Teniendo en cuanta estas ideas que apunto arriba, el libro constituye una magnífica denuncia de lo que la cábala de los dueños del planeta lleva haciendo con la gente de este mundo desde hace mucho tiempo, y cuyo final estamos viviendo en nuestras carnes ahora. Es el Estado el que ha permitido que ocurra todo lo que la autora denuncia. El Estado Americano como instrumento agresor - sus finanzas, sus ejércitos, sus empresas amiguitas - y los Estados de los países victimas como colaboradores necesarios. Ella cree que Allende habría llevado a los chilenos por la senda de la felicidad y prosperidad pero ¿Qué tenía Allende que no tuviesen Walesa, Gorbachev, Yeltsin, Mandela, Deng Xiaoping y tantos otros gobernantes a los que se les llenaba la boca con grandes propósitos y terminaron vendiendo a su gente? El tiempo, como decía antes, le habría puesto en su sitio. El General Franco fue un ardiente defensor de la autocracia hasta que se convenció de que, como todo aislamiento, no llevaba más que a la pobreza. El mismo idolatrado Roosevelt se erige como un dictador con gran respaldo popular que mandó trece años hasta su muerte e hizo todo lo que pudo para meter a su país en una guerra horrible. Ilustrativo es saber que Roosevelt era un admirador y amigo personal de Benito Mussolini, y que la visión que tenía de la economía era bastante fascista. Poner a Venezuela como ejemplo de lo que puede dar de sí la política que ella sugiere habla por sí mismo.


Pero no me quiero ir hablando negativamente del libro. Creo honestamente que aporta mucha luz a la situación real de nuestro planeta, siempre que estemos prevenido contra sus falacias. Los males que ella describe son reales, las razones que les atribuye son erradas, el remedio que propone es suicida. Si damos todo el poder a los mastines para que nos libren de los lobos, a la larga, habremos empeorado nuestra situación, porque los mastines son más fuertes que los lobos y además nos conocen mejor.


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(2) Si prefiere el original en inglés puede verlo en: "The Shock Doctrine - the rise of disaster capitalism - 2009- documentary"

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