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  • Ludwig V. Burkes

Es hora de revisarlo todo: el mito de las vacunas.

Actualizado: 21 feb 2022

Cuando miramos al pasado, somos capaces de ver cómo unos pocos, la casta dominante, tenía engañada a la mayoría de la gente para su beneficio. Incluso somos capaces de admitir que aquellos encargados de mantener el engaño, como los grandes sacerdotes, también lo estaban. No hay mejor propagandista que el que cree en su propaganda.


Pero en el presente nos cuesta imaginar que este engaño colectivo pueda ocurrir. ¿Cómo nos podrían engañar a todos con la cantidad de horas que hemos dedicado a estudiar, y la cantidad de información que nos llega cada día?(1)


¿Qué cómo? A ver ¿Es usted de verdad quien decide si, de qué, dónde y cómo informarse?¿Se toma usted el trabajo de evaluar la veracidad de la información que encuentra?


Habiéndome pasado toda mi vida alrededor de la enseñanza, como alumno y como profesor, me atrevo a responder que muchas veces no. Una gran parte de la información que usted recibe ha sido escogida, suministrada y evaluada por otros, incluyendo por supuesto los programas de estudios. Por cada mentira que en la Edad Media recibía una persona, usted recibe hoy mil. ¿De verdad cree que usted está mejor informado? Tomas Jefferson decía que el que solo lee periódicos está peor informado que el que no lee nada y eso era ya a finales del siglo XVIII.


Cuando Bismark propuso su sistema de enseñanza estatal y obligatoria en Prusia alguien le reprochó que eso llevaría al pueblo a la esclavitud absoluta, a lo que el canciller respondió que eso era precisamente lo que el buscaba. Y vaya si lo consiguió. En las Universidades el debate, las huelgas y protestas han desaparecido. Salvo las programadas por el sistema tañendo a cuestiones de “género”, igualdad y demás agendas globalistas.


Cuando yo decidí no ponerme el bozal para dar mis clases, el director de la Escuela de Ingenieros (Herr Direktor) me dijo airadamente: “esto es una empresa que tiene sus normas y se cumplen, punto”. No creo que él tenga la cultura necesaria para saberlo, pero de su dicho se desprende que es un fascista convencido. Lo triste es que nadie le ha salido al encuentro para reprochárselo.


Por eso creo que es imperativo emprender un tratamiento de desintoxicación informativa. En los tiempos que nos ha tocado vivir, habiéndose ya desencadenado la ofensiva final para el control y limitación de la humanidad, aunque la lista de temas que hay que revisar sea grande, algunos temas son prioritarios. A mi parecer, uno de los que más prisa corre, dado que la humanidad está literalmente suicidándose dejándose inyectar en el cuerpo tóxicos destinados a mermarla y controlarla, es el concepto de vacuna.


No me refiero a las mal llamadas vacunas anti-covid, sino a todas las vacunas. No me asusta, como a tantos disidentes, que me llamen antivacunas. Yo sí soy antivacunas(2). No lo era hasta hace poco porque, como casi todo el mundo, confiaba en los científicos y en los médicos(3). Me han puesto en mi vida muchas vacunas pero con lo que he aprendido en estos dos años, si volviera a nacer no me dejaría poner ni una sola.


Mi despertar en este tema vino de la mano de la gripe. Se debió principalmente a dos factores. Cuando toda esta paranoia del confinamiento empezó, las cifras oficiales de muertos no eran superiores a las recientes de la gripe. Yo recordaba haber leído que en 2018 hubo 15.000 muertos por gripe con un pico de unas 250 muertes por día. Así que busqué los datos de muertos por gripe anual, cuya gráfica muestro abajo, y me sorprendió ver que no hacía mucho tiempo la gripe no mataba a casi nadie, aumentando progresivamente ya en este siglo hasta el máximo en 2018, con 1.582 muertos. Entonces pensé: ¿no será la vacuna la causa de las muertes? A más vacunas, más muertos, más vacunas… Fue la primera vez en mi vida que tuve dudas acerca de las vacunas.



A eso se unía que la única vez que he estado realmente malo por la gripe fue después de haberme vacunado por primera y única vez de ella. Hablando del tema con un amigo frutero me contó que cuando la gripe aviar lo vacunaron y al poco tiempo tuvieron que ingresarlo en el hospital muriéndose.


Pero la gráfica del INE tiene aún más enjundia: la fuerte discrepancia en el número de muertos entre la prensa(4), 15.000 , y los registros oficiales, 1.852. En aquel momento despaché la cuestión pensando que el Estado trataba de minimizar el problema. Ahora, sin embargo, pienso que es la prensa, en manos de los globalistas genocidas, la que ya llevaba tiempo preparando a la gente y metiéndole miedo.


Empecé a estudiar la cuestión y me topé con Peter C. Gøtzsche, un biólogo, médico e investigador en Medicina danés del que leí su libro “Vaccines: truth, lies and controversy” (Vacunas: verdad, mentira y controversia). Gøtzsche es un convencido anti-anti-vacunas, los primeros capítulos del libro los dedica a defender la vacunación, pero también un enemigo declarado de las vacunas de la gripe. El problema es que para demostrar la estafa de las vacunas de la gripe tiene que poner al descubierto la estafa de las grandes compañías farmacéuticas amañando los ensayos y los artículos científicos. Si esto es así para la gripe ¿por qué no para las demás? El siguiente párrafo de su libro es suficientemente esclarecedor:


“Nunca se ha demostrado en investigaciones fiables que las vacunas contra la gripe reduzcan las muertes. Pero nos bombardean con información altamente engañosa, no solo sobre el efecto, sino también sobre la cantidad de muertes por gripe, cuyo propósito es asustar a la gente para que se vacune. La Canadian Broadcasting Corporation (CBC) informó que, en 2012, la Agencia de Salud Pública de Canadá dijo en un comunicado de prensa: "Cada año, entre 2.000 y 8.000 canadienses mueren a causa de la gripe y sus complicaciones". El editor del Canadian Medical Association Journal se unió al réquiem y repitió la declaración de hasta 8.000 personas. Nadie sabe cuántas personas mueren después de infectarse con el virus de la gripe. Los números no se basan en recuentos de cuerpos, pruebas de laboratorio o autopsias; se basan en modelos informáticos”.(5)


Gøtzsche llega a afirmar en su libro lo que yo había creído toda mi vida, que de gripe no muere nadie.


En enero de 2018, el polémico Baxter Dimitry publicó un artículo en el que decía que un científico senior del Centro para Control de Enfermedades de EEUU (CDC) le contó:


Algunos de los pacientes a los que les he suministrado la vacuna de la gripe este año han muerto. No sé quién es usted pero yo con esto me cago en los pantalones. Hemos visto gente muriendo por todo el país de la gripe, y la única cosa que casi todos ellos tenían en común es que se habían vacunado de la gripe.”(6)


La historia de las vacunas es apasionante y muy controvertida, empezando por su lógica. Los fundamentos de la vacuna y de la medicina homeopática son parecidos, sin embargo la primera ha sido elevada al rango de dogma celestial y la segunda condenada a penar entre las supersticiones infernales.


Pero el verdadero objetivo de mi entrada es abrir una fisura en su fe en las vacunas como causa de la desaparición de las enfermedades mortales del pasado. Esa fe es la única justificación por la que dejamos que atiborren de química y repugnantes sustancias biológicas a nuestros hijos desde que nacen, o incluso antes. Si no fuera por ello saltaríamos al cuello de cualquiera que tratase de inyectar algo a nuestros bebés recién nacidos.


Antes creo que es importante resaltar el aspecto económico de las vacunas. A los “gobernantes”, declarados y ocultos, se les llena la boca con grandes discursos sobre la noble necesidad de que el pueblo haga grandes sacrificios en épocas de calamidades, como las guerras, pandemias, cataclismos y demás, pero ese sacrificio está reservado solo para los de abajo. Como propone el general de los marines americanos Smedley D. Butler en su libro “War is a Racket” (La guerra es una estafa), en época de guerra bastaría con prohibir el lucro de los fabricantes de armas, y limitar el sueldo a todo el mundo, igualándolo al que tengan los soldados en el frente, para que desaparecieran las guerras. Sin embargo, cada guerra genera infinidad de nuevos millonarios, y aumenta la riqueza de los que ya lo eran. Igualmente, en las grandes epidemias, los fabricantes de medicamentos multiplican por mucho sus fortunas. Si las vacunas son tan importantes para la salvación de la humanidad ¿cómo es que con tantas facultades de farmacia en el mundo no se han desarrollado vacunas baratas, sin patentes? Si estamos en una situación tan grave que se le exige al ciudadano de a pie perder sus negocios o trabajos ¿Por qué no se nacionaliza la industria farmacéutica y se le hace vender sus vacunas a precio de coste real? Sé qué tipo de respuestas puedo obtener a estas preguntas, las mismas respuestas que yo habría dado antes de despertar, pero ahora, con más años, con más conocimientos, con más experiencia, sé que esas respuestas son verdades a medias, que suelen ser las mentiras más insidiosas.


¿Pero las vacunas son efectivas, han acabado con las enfermedades infecciosas del pasado? En un ciclo de ponencias y charlas(7) el doctor Eduardo Ángel Yahbes nos muestra unas gráficas con la mortalidad de varias enfermedades infecciosas desde 1838 hasta 1976 en Inglaterra y Gales.



En ella aparecen marcados cuándo comenzaron las vacunas de esas enfermedades. He visto gráficas muy similares en otros vídeos como por ejemplo esta cuya fuente es fácil de rastrear.



En todos los casos hay una tendencia mantenida decreciente previa a la vacunación y la mayor parte de la caída total es anterior al comienzo de la misma. En el caso de la tos ferina y el sarampión, la enfermedad estaba ya teóricamente extinguida cuando se comenzó a vacunar, aunque sobre esto diremos algo después.


Fíjense que en el caso de la viruela, tras la introducción de la vacuna se produce un repunte, y tras el endurecimiento de la ley de vacunación viene una auténtica epidemia multiplicándose por diez el número de muertos volviéndose a valores similares a 1938, cuarenta años antes.


La prueba definitiva de que las vacunas no fueron las que hicieron desaparecer las enfermedades la tenemos en la escarlatina, cuatro veces más mortal que la viruela en la década de 1860, que desapareció con el tiempo sin mediar vacuna alguna.


La viruela se distingue de las otras enfermedades en esta gráfica porque desaparece antes, allá por finales del siglo XIX, pero si se observa la gráfica se ve que iba a hacerlo en cualquier caso y que lo que ocurrió tras la vacunación, como ya he dicho antes, es un repunte de la enfermedad, por lo que no es descabellado pensar que la vacuna retrasó su desaparición en lugar de adelantarla.


Mirando las otras enfermedades, uno diría que son provocadas por factores ambientales y sociales (higiene, tóxicos, alimentación, etc.) puesto que vienen a desaparecer en la misma época independientemente de la evolución histórica de las mismas(8).


Soy consciente de que todos los “baby boomers” y mayores tenemos la sensación de que en nuestra infancia morían muchos niños de estas enfermedades, pero lo cierto es que no me acuerdo de ningún compañero de escuela, amigo o conocido del barrio que lo hiciera. Si preguntáramos a la gente mayor por el mal de ojos, especialmente en pueblos, veríamos que también ellos están convencidos de que era un peligro real importante. ¿Cuánto hay de percepción directa y cuánto de historias oídas en nuestros recuerdos?


En mi infancia, la enfermedad más en boca de la gente, quizás, era la poliomielitis. Yo tuve un compañero del colegio que necesitaba de un armazón metálico en tronco y piernas. Imagino que era un caso de polio. La primera vez que oí hablar de la polio fue con la cantante Maritrini pero veo en internet que en verdad había sufrido una infección renal que la encamó muchos meses y le dejó secuelas. Me pregunto cuántos supuestos casos de polio eran otra cosa.


Es más, hay muchos que defienden que la polio no es una enfermedad infecciosa sino una intoxicación. Antes, cuando había alguna mortandad de animales o personas, lo primero que todos pensábamos era en algún tipo de veneno. Así fue con el caso del “aceite de colza”, en el que se dijo que la epidemia de “neumonía atípica” se debía a la ingesta de aceite de colza adulterado vendido a granel. En verdad, la causa de envenenamiento no tenía nada que ver con el aceite de colza sino con productos organoforforados. La tesis más admitida hoy en día es que fueron unos plaguicidas de Bayer para tomates, y hay quien defiende, no sin base, que no fue sino un ensayo de armas químicas por parte de la OTAN(9).


Cuando era niño y adolescente, muchas mañanas amanecía la dársena del Guadalquivir llena de peces muertos. Todo el mundo tenía claro que se debía a algún vertido de los barcos atracados en el puerto. A nadie se le pasaba por la cabeza que fuese un patógeno biológico. En aquella época, la palabra maldita en temas de alimentación era “química”, y desgraciadamente hemos perdido el sentido común.


Volviendo a la polio, muchos defienden que las epidemias estaban causadas por DDT. De hecho ésta fue una de las primeras hipótesis barajadas por los investigadores, hasta que de pronto surgió, como siempre, alguien diciendo que había descubierto el virus de la polio(10). Si hoy uno ve las imágenes de cómo se usaba el DDT se queda boquiabierto, no da crédito a sus ojos. Viendo las burradas que se hacían lo menos que uno esperaría es que hubiese algún tipo de epidemia asociada al DDT(11).


Como decía en mi entrada “De Godzillas, niños masais y cobardes”(12) del blog “El mundo de Freeliberto” en la naturaleza no existen los Godzillas: seres que mutan a formas mucho más letales para los demás. La coexistencia durante millones de años nos equilibra. Siempre que veamos una mortandad elevada deberíamos pensar en un agente no biológico: un veneno, un cambio súbito de condiciones ambientales, radiaciones electromagnéticas naturales o artificiales. Gran parte del exceso de mortandad de la peste negra se puede explicar por la exageración de las cifras históricas, la glaciación que trae frío y hambre, así como a persecuciones y matanzas políticas de la época. Las epidemias de los siglos XIX al XXI están fuertemente asociadas a la implantación de tecnologías electromagnéticas (telégrafo, radio, rádares, telefonía móvil, etc.) y a campañas de vacunación masiva.


El caso paradigmático es la Gripe Española donde confluyeron el hambre de la 1ª Guerra Mundial, campañas de vacunación masiva de varias enfermedades, la implantación de la radio y, sobre todo, la exageración de las cifras de muertos(13). Según los periódicos de 1019 se puede estimar un total de 6 millones de muertos en el mundo (150 mil en EEUU). En 1942 se hablaba ya de 10 millones. Allá por 1980, con motivo de la campaña de vacunación de la gripe porcina, el presidente Carter decía que la Gripe Española había matado a 20 millones (500 mil en EEUU). En 2005 G.W Bush asustaba a la gente con la cifra de 38 millones de muertos. A partir del 2010 se empezó a hablar de 50 millones o más. Por cierto que los científicos intentaron por todos los medios demostrar que la enfermedad se contagiaba por el aire pero no lo consiguieron. Ni una sola de las personas sometidas a sus experimentos enfermó(14).


En la guerra de Cuba de las 64.000 mil bajas españolas, solo entre dos y tres mil murieron en el frente, el resto en la enfermería. Habían sido vacunados experimentalmente contra el cólera.


Muchas son las enfermedades raras que han surgido a partir de las campañas masivas de vacunación en los años 60. A nadie parece extrañarle que muchas de ellas sean de carácter autoinmune. ¿Cómo es que si las vacunas pretenden mejorar nuestro sistema inmunológico, a la par que se generaliza su uso empiezan a aparecer enfermedades del sistema inmunológico?


Mientras sigamos creyendo que las vacunas son, no ya buenas, sino necesarias seguiremos estando en las manos de los dueños de la industria farmacéutica, perdiendo nuestra salud, nuestro dinero y, sobre todo, nuestra libertad.


________________________________________________________________


  1. Internet está lleno de vídeos mostrando experimentos sociales que muestran lo fácil que es mantener un engaño colectivo una vez puesto en marcha solo con la inercia mental de la gente. Por ejemplo Experimento social (mente colectiva). Hay razones evolutivas que podrían explicar este comportamiento. Es costoso estar continuamente cuestionándose todo y por lo tanto uno tiende a confiar en el juicio de los que le rodean. Si ellos ya estaban allí y todos hacen lo mismo por algo será.

  2. Salvando a la cirugía, yo diría que soy anti-medicina occidental. No me extraña que durante tanto tiempo los cirujanos fueran despreciados por los médicos, y de hecho esa rama de la medicina viene de profesionales manuales, no de intelectuales.

  3. Los médicos, así como los ingenieros no son científicos, son practicones. La misión de ambos gremios es la de resolver problemas reales. Los biólogos, entre ellos los fisiólogos, y los físicos, químicos, son científicos, tratan de conocer el mundo, cómo funcionan las cosas. El problema está en la Academia. Los médicos académicos y los ingenieros académicos, dada la forma de funcionamiento del mundo académico se han visto obligados a “investigar” para poder medrar dentro de las Universidades (“publish or perish”, publica o perece).

  4. “It has never been shown in reliable research that flu shots reduce deaths. But we are bombarded with highly misleading information, not only about the effect, but also about the number of influenza deaths, which purpose is to scare people into getting vaccinated. The Canadian Broadcasting Corporation (CBC) reported that, in 2012, the Public Health Agency of Canada said in a press release: "Every year, between 2,000 and 8,000 Canadians die of the flu and its complications." The editor of the Canadian Medical Association Journal joined the requiem and repeated the up to 8,000 people statement. No one knows how many people die after being infected with the flu virus. The numbers are not based on body counts, lab tests or autopsies; they are based on computer models.” Vaccines: truth, lies and controversy (Gøtzsche, Peter C.) Pag. 83.

  5. “Some of the patients I’ve administered the flu shot to this year have died. I don’t care who you are, this scares the crap out of me. We have seen people dying across the country of the flu, and the one thing nearly all of them have in common is they got the flu shot.” Baxter Dmitry, “CDC Doctor, Who Claimed Flu Shot Caused Outbreak, Missing Feared Dead,” NewsPunch, February 22, 2018.

  6. Para más información sobre la evolución de las efermedades infecciosas en relación con sus correpondientes campañas de vacunación puede ver los vídeos: LA OSCURA HISTORIA DE LAS VACUNAS. PARTE 1: la vacuna contra la viruela y LA OSCURA HISTORIA DE LAS VACUNAS. PARTE 2: la difteria y la vacuna DTP

  7. Por supuesto, internet está lleno de noticias desmintiendo estas teorías, ridiculizándolas. No hace mucho que yo también habría adoptado esa misma actitud desdeñosa, pero tras conocer lo que en estos últimos años he conocido, me decanto por la teoría de que fue un ensayo de la OTAN. Le animo a que investigue sobre las operaciones Gladio y Gladio B para conocer un poco de qué jaez es la OTAN. Sibel Edmods ha estudiado bien el tema y James Corbett la entrevista acerca de este tema: Sibel Edmonds Gladio B NATO Secret Agenda BalkansMiddleEastCentralAsia- Part 1. Pero posiblemente la mejor fuente de información sobre el lamentable episodio de la intoxicación por “aceite de colza” es el libro “Pacto de Silencio” de Andreas Faber-Káiser. Puede ver esta entrevista al autor acerca del libro: La mentira del aceite de colza - Pacto de silencio

  8. Sé que cuesta trabajo aceptar esto, pero nadie ha demostrado hasta la fecha que algún virus sea la causa de ninguna enfermedad. La virología es una de esas “ciencias fantasma” como lo fue la frenología en el siglo XIX. Para mayor información siga al “virólogo” Stefan Lanka, pero no en Wikipedia, donde por supuesto, lo catalogan de negacionista y dice cosas tan ridículas como “Stefan Lanka es un virólogo y biólogo alemán, nacido en Langenargen. Estudió en la Universidad de Coblenza y realizó el aislamiento del virus Ectocarpus silicosus a partir de algas marinas. A pesar de su limitada experiencia en virología, se ha convertido en un conocido negacionista del VIH”. Es un virólogo que ha aislado un virus (muy pocos lo han hecho) pero tiene escasa experiencia en virología. Usted me comprende ¿verdad?

  9. Le recomiendo que vea el vídeo LA OSCURA HISTORIA DE LAS VACUNAS. PARTE 3: El DDT y la POLIO donde se habla sobre la polio con cierta profundidad.

  10. Como se puede leer en esta entrada, allá por marzo del 2020 todavía creía en la virología y la epidemiología. Es gratificante ver que todavía puedo cambiar de parecer. Aun no estoy muerto cerebralmente.

  11. Como bien me dice Flasram en los comentarios, además hay que sumar el efecto del envenenamiento masivo con las bombas químicas en el frente europeo.



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