La Gran Solución Final.
- Ludwig V. Burkes
- 18 jul 2020
- 9 Min. de lectura
Actualizado: 19 jul 2020
La solución final es el eufemismo que empleaban los nazis para el genocidio de judíos y otros indeseados en los años 40. Aquello fue real, seis millones de personas gaseadas e incineradas por el capricho de unos cuantos iluminados. Con anterioridad, unos ochenta años antes, Lincoln había optado por otra "solución final", esta vez al problema indio, decretando la guerra de exterminio contra los nativos. Tras la liberación de los esclavos de los estados secesionistas donde él no mandaba (en los estados unionistas seguía siendo legal la esclavitud) propuso esclavizar a los indios para reemplazar a los negros pero a sus asesores electorales no les pareció oportuno, por lo que se optó por una solución más expeditiva. A finales de la 2ª Guerra Mundial el gobierno americano por iniciativa del Presidente del Tesoro Henry Morgenthau decidieron convertir a Alemania en un conjunto de pequeños países rurales a los que irían masacrando por hambre tras una previa y drástica reducción de su población mediante bombardeos masivos contra la población civil. El problema fue que Stalin llegó antes y el panorama cambió radicalmente con lo que las Alemanias, occidental y oriental, pasaron a ser piezas claves en la nueva partida de ajedrez.
Luego vinieron los genocidios comunistas con un ciento de millones de muertos que hacen que lo anterior se quede en una broma pesada.
¿Por qué les cuento todo esto? Pues porque es importante tener presente que este tipo de barbaridades, de genocidios, ocurre con cierta frecuencia en la historia, y que todo lo que ha pasado podrá pasar de nuevo. Quede claro que las mencionadas arriba no son ni mucho menos las únicas.
Es más, de hecho está usted viviendo el que sin duda será el mayor genocidio de la raza humana con mucha diferencia, está en medio de La Gran Solución Final y le ha tocado hacer el papel de judío. Lo siento.
¿Genocidio, qué genocidio? se preguntará usted. Tómeme por un chiflado si quiere pero lea estas líneas aunque solo sea por diversión, a ver qué chaladura se le ha ocurrido a este pobre viejo ahora.
Es posible que usted haya oído hablar de los "Iluminati", de la "Secret Society", del 1% del 1%. Sí, unas escasas doscientas familias que controlan la práctica totalidad de los recursos del planeta, bien mediante la propiedad directa de los mismos, bien mediante la dependencia financiera de los propietarios legales. Son los dueños de los bancos, incluidos la Reserva Federal Americana y el Banco de Inglaterra; de las compañías energéticas, blancas, negras y verdes; de las farmacéuticas; de las fábricas de armamento; de los medios de comunicación y telecomunicación. Controlan a los gobiernos a través del adoctrinamiento, endeudamiento y sobornos. ¡Vaya, que son los putos amos! hablando mal y pronto. Para ponerse al día acerca de esta caterva de iluminados le recomendaría la siguiente bibliografía (click sobre el título para más información):
Para entender cómo se han hecho con el control del mundo también es recomendable visionar los vídeos de James Corbett, a quien tengo por reportero de cabecera, dedicados al Big Oil y a la 1ª Guerra Mundial (click sobre el título para ver.)
Como puede ver en el reportaje "What is sustainable development (qué es el desarrollo sostenible)", a los amos hace mucho tiempo que les sobramos. Quieren un mundo virgen, limpio, lleno de animalitos y plantas silvestres, por lo que hay que reducir la población (superpoblación le llaman) de la tierra drásticamente. En una primera fase a la mitad. Esto lo han repetido desde hace 50 años hasta la saciedad habiéndoselo yo escuchado a Jacque Cousteau, al Príncipe Carlos de Inglaterra, al entonces Príncipe de Asturias (hoy Rey de España), a David Rockefeller y otros. Más tarde reducirían la población hasta dejar unos pocos centenares de millones.
La gran pregunta es ¿y por qué? A nosotros los mortales de a pie nos cuesta mucho trabajo entender cómo puede una persona pensar así y por eso tendemos a descartar la posibilidad de que algo así ocurra por inverosímil. Los niños de hoy en día están adoctrinados para que sientan como congéneres a los animalitos. Así que si un niño no es un psicópata sufrirá mucho si ve maltratar a un gatito. Pero los niños de antes, especialmente en el campo, no consideraban a los gatitos como seres próximos y podían hacerles todo tipo de perrerías sin sentir el más mínimo remordimiento, de la misma manera que un niño actual puede aplastar una hormiga sin pestañear. Estos iluminados, además de ser muchos de ellos verdaderos psicópatas, no consideran al resto del planeta de su misma especie, de manera que para ellos es un problema de números, no de personas. Pero eso ha sido siempre así ¿qué ha cambiado para que ahora pongan en marcha el plan de exterminio tan deprisa?
La historia de la humanidad es la historia de la esclavitud. En la entrada "El nacimiento criminal de los Estados" de mi blog El Mundo de Freeliberto (este blog que está leyendo ahora nace huyendo de Google) trataba de explicar mi visión sobre la génesis de la actual organización humana. Entonces creía que, inicialmente, el hombre era cazador (más bien carroñero) y recolector. Vivía en grupos pequeños y llevaba una vida medio nómada buscando sus presas. Las mujeres con el tiempo descubrieron la agricultura viendo lo frondosa y rica que crecía la vegetación en sus lugares de defecación. No sabía cómo pero suponía que unos hombres decidieron dedicarse a la agricultura y a la ganadería en los valles regados por los ríos. Luego, los cazadores se percataron de lo fácil que resultaba robarles sus cosechas y ganado. Pronto los agricultores empezaron a escasear y los cazadores, tratando de no matar a la gallina de los huevos de oro, limitaron su rapiña a un cierto porcentaje anual, viéndose obligados a proteger a los campesinos del ataque de otros cazadores. Había nacido el estado esclavista. Toda coacción requiere de mano derecha dura y mano izquierda con maña. Si uno solo emplea la fuerza con casi toda seguridad provocará que su víctima se suicide, de manera que hace falta siempre una voz relajante y convincente que lleve a la víctima a aceptar su esclavitud con resignación. La mano derecha es el guerrero, la mano izquierda es el jefe. Los guerreros especializados en ahuyentar a cazadores rivales terminarán siendo nuestros actuales ejércitos. Los guerreros especializados en forzar a los esclavos a pagar serán nuestros policías. Los jefes por supuesto son nuestros políticos.
En este esquema rechina una cosa: ¿cómo es que los primeros agricultores seguían trabajando la tierra después de sufrir los ataques de los cazadores? Ya de por sí es increíble que se dediquen a trabajar la tierra usando sus manos o unas herramientas muy burdas y débiles. Fue leyendo el libro "The art of not being governed", de James C. Scott cuando me vino a la mente la cuadratura del círculo: sencillamente nunca hubo agricultores voluntarios. Las mujeres descubrirían la agricultura y lo trabajosa de la misma. Posiblemente tratarían de involucrar al macho de la familia en la tarea pero éste, disfrutando de la vida dura pero divertida de la caza, recurriría a otro expediente más de su gusto: capturar jóvenes fuertes en grupos vecinos que hiciesen a punta de lanza el trabajo duro. Nacería así la esclavitud. A partir de ese momento, mientras más esclavos más producción de alimentos, más capacidad de tener hijos, más cazadores-guerreros, más mujeres, más poder en definitiva. La esclavitud se convertiría en el mayor comercio del hombre. La historia del pueblo judío es un ejemplo de esto que digo. Fue capturado en masa por los babilonios y por egipcios con los que vivió como esclavos cultivando los campos. La economía del Imperio Romano se basaba fundamentalmente en los esclavos.
El negocio de los esclavos fue evolucionando. De tener pocos y explotarlos al máximo se fue pasando a aumentar el número y suavizar el control sobre los mismos. Darles autonomía e ir a porcentaje aumentaba bestialmente el rendimiento y abarataba el control.
Finalmente, en la época napoleónica se inventa la Nación y se le hace creer al esclavo que es parte integrante de la banda esclavista lo que fundamentalmente abarata la guerra al poder contar con los esclavos para guerrear contra otras bandas por la comida y poco más. El esclavo está desde hace mucho tiempo asociado al territorio y se deja de capturar personas para pasar a capturar terreno.
Todo poder está siempre amenazado por elementos subordinados que tratan de desbancarlo. Esos competidores solían salir de los guerreros. Más tarde se les sumaron los intelectuales. Con el desarrollo del comercio nace una nueva clase que va acumulando riquezas pero que tiene vetada las vías de acceso al poder: los banqueros, personas de gran inteligencia y conocimiento de la naturaleza humana. A partir de la segunda mitad del siglo XIX se sienten con poder para controlar a reyes y emperadores pero tienen claro que si lo hacen a cara descubierta lo único que conseguirían es un hachazo en el cuello. Así pues se ponen a tramar la manera de hacerse con el poder sin que nadie se entere. El esquema es muy simple: regalos y préstamos para los jefes hasta que estos están completamente maniatados y solo les queda obedecer. Al grupo inicial de banqueros, sobre todo en Europa, se les une la nueva clase industrial de los petroleros, especialmente en América. Ambos grupos se uniformizan al fundar los banqueros europeos las compañías petroleras de este lado del mundo, y comprar los petroleros americanos los bancos de allí.
Déjenme que use un símil para seguir planteando mi historia. Pensemos que los países son como explotaciones ganaderas donde los contribuyentes (esclavos a porcentaje) son el ganado, el propietario es el jefe, los guardas forman el ejército, los vaqueros y pastores la policía, los domadores son los docentes y finalmente los veterinarios son los sanitarios. Sin duda habrá ganaderos rudos y torpes que tratarán de maximizar sus ganancias ahorrando en gastos. Tendrán la finca sucia, con malas alambradas, el ganado lleno de parásitos y todo hecho una cochambre. Si alguna vaca enferma se sacrifica y se aprovecha de la mejor manera que se pueda. Pero también habrá ganaderos que presuman de querer a sus animales y tendrán la finca hecha un primor. Dispondrán de un servicio veterinario eficiente que velará por la salud del ganado. Al ganado se le domará para que se comporte como es debido y a ciertos animales se les dará una educación de alto nivel como a los caballos y perros pastores para que ayuden al control del ganado eficientemente. Los guardas, vaqueros, domadores, veterinarios harán que la rentabilidad de su finca aumente considerablemente, pero a nadie se le escapará que no están ahí para la felicidad del ganado ¿verdad?
Ya hemos dicho que con el comercio nace una clase cada vez más poderosa que se dedica a comprar las fincas pero no las lleva sino que sigue contando con los anteriores propietarios para que estos den la cara frente a los empleados y ganado. Este cambio de manos del poder de los jefes a los ricachones tiene una consecuencia muy nefasta para el personal y el ganado. Los jefes tienen, porque lo necesitan, mano izquierda y por lo tanto saber tratar al ganado. Lo que llamamos don de gente. Pero los nuevos propietarios están totalmente desconectados de los establos y pastos. No tienen ninguna simpatía ni interés por sus animales. Solo les interesa de ellos las ganancias y les molesta sobremanera la inherente suciedad y ruido que conllevan.
Así que la situación en la actualidad es la de un montón de explotaciones agropecuarias gestionadas por sus antiguos propietarios, a los que el personal y ganado respeta y tolera, pero poseídas y gobernadas en verdad por un conjunto reducido de copropietarios cuya riqueza hasta hace poco dependía en última instancia del ganado. Por eso se tragaban a regañadientes el ruido y suciedad del ganado y siempre han estado barruntando la manera de prescindir de este.
Sin embargo, con la revolución tecnológica de finales del siglo XX y principios del XXI, estos propietarios creen haber llegado a una situación en la que ya no dependen del ganado. La mayor parte de éste puede ser sustituido por robots, maquinaria, ordenadores. Una visita a una fábrica moderna bastará para convencerse de que hay base para ello. La nueva fábrica de la Heineken en Sevilla tiene cuatro personas en su interior estando la mayor parte del personal destinado a la carga y descarga del producto, tareas muy fáciles de robotizar. En nuestras fincas ganaderas los guardas y vaqueros pueden sustituirse por robots, drones y demás artefactos casi autónomos.
Pero aunque el ganado pueda sustituirse queda todavía el problema de deshacerse de él. No es fácil matar a tantos miles de millones de criaturas y deshacerse de los cadáveres. En las dos guerras mundiales probaron muchos alternativas: gases, bombardeos masivos, exterminios en campos especializados, bombas atómicas. En la posguerra mantuvieron dos fincas experimentales donde han podido poner a punto la maquinaria de exterminio: la URSS y China. Con todo esto han llegado a estar en condiciones de poner en práctica su sueño de un mundo sin majadas ni cencerros y en ello están. El sueño tecnocrático en el que los virus (fantasmas o no), las supuestas vacunas y la 5G jugarán un papel importantísimo. Ya lo están jugando. Pero el arma estrella de toda esta operación es el sempiterno miedo.
Por cierto ¿qué papel creen que van a jugar los veterinarios en este clareo masivo de reces?
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