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  • Ludwig V. Burkes

Carta abierta de un negacionista a Beatriz Talegón.

Actualizado: 28 dic 2021

Querida Beatriz:


Su artículo en Diaro 16 “Negacionista eres tú” me ha llenado de esperanza. Esperanza de que muchos, hasta ahora, tragacionistas empiecen a verle las orejas al lobo y nos ayuden a parar lo que parece imparable.


Estoy de acuerdo con prácticamente todo lo que dice y me gusta cómo lo dice, salvo en una cosa. Si esa cosa no fuera demasiado importante no me tomaría la molestia de escribir esta carta, pero por desgracia lo es y mucho.


En su artículo dice: “El virus, evidentemente existe, evidentemente ha causado muertes y muchos problemas a demasiadas personas.


Yo soy doctor ingeniero industrial, profesor de la Universidad de Sevilla, y me ha pasado mi vida indagando, estudiando, pensando y discutiendo sobre lo divino y lo humano. Desde que empezó esta película me he leído la siguiente ristra de libros relacionados con la medicina:


· The Truth About Contagion: Exploring Theories of How Disease Spreads.

o Sally Fallon Morell 19 de septiembre de 2021

· The Myth of Mental Illness: Foundations of a Theory of Personal Conduct.

o Thomas Szasz 27 de mayo de 2021

· The Illusion of Evidence-Based Medicine: Exposing the crisis of credibility in clinical research.

o Jon Jureidini 29 de abril de 2021

· Vaccines: truth, lies and controversy.

o Peter C. Gøtzsche 20 de diciembre de 2020

· Iatrogenia. La medicina de la Bestia: Origen de las enfermedades raras.

o Enrique Costa Vercher 6 de diciembre de 2020

· Undercover Epicenter Nurse: How Fraud, Negligence, and Greed Led to Unnecessary Deaths at Elmhurst Hospital.

o Olszewski Marie Erin 15 de septiembre de 2020

· The Invisible Rainbow: A History of Electricity and Life.

o Arthur Firstenberg 29 de agosto de 2020

· The Rules of Contagion: Why Things Spread - and Why They Stop.

o Adam Kucharski 30 de mayo de 2020

· Plague of Corruption: Restoring Faith in the Promise of Science.

o Judy Mikovits 13 de mayo de 2020


Amén de muchos artículos y de ver muchos vídeos de científicos y pensadores de primera línea. Con todo ello no veo en qué radica la “evidencia” contundente de la existencia del virus SARS-COV-2.


Ya que es usted la que esgrime esa evidencia, me gustaría que me la mostrase, que me diga por qué es tan evidente.


Si se fija en las fechas de compra de los libros, verá que los últimos son los primeros que leí. Cuando empecé a leerlos, yo creía, sin dudar, en la teoría del contagio, en los virus y bacterias, y todo lo que nos han contado por activa y pasiva sobre la medicina occidental moderna. Me habré puesto tropecientas vacunas en mi vida, e incluso forcé a mi hija a vacunarse de varias cuando fuimos a un safari fotográfico a Kenia.


Pero gracias a esta calamidad – no hay mal que por bien no venga – me he visto obligado a poner en tela de juicio todo lo que creía. Porque lo cierto es que desde el primer segundo todo apestaba y las cosas apenas cuadraban.


El primer libro (el último de la lista) lo escribe una viróloga completamente convencida de la veracidad de los virus pero enfrentada con el sistema. En este libro se pone uno al día de la sinvergonzonería rampante en el mundo farmacéutico y la virología. Uno pierde todo el respeto por gente como Fauci.


El segundo libro es de un epidemiólogo vendiendo la película de las plagas, epidemias y pandemias. Absolutamente encasillado dentro de la oficialidad académica. Ya en este libro empecé a ver cosas que no cuadran. Quiero releerlo para escribir una crítica seria del mismo. Pero aprovecho para comentar que cuando todo esto empezó, se hablaba mucho de cuestiones epidemiológicas, como el número de reproducción R0, los patrones de contagios y demás. Se hablaba mucho de los rastreadores, y se ponía mucho hincapié en saber los contactos de los contagiados. Por ejemplo, las bancas y puestos en laboratorios de la Universidad se numeraron para saber quién había estado al lado de quién. Con los localizadores GPS de los móviles, los epidemiólogos se las prometían muy felices para, por fin, desentrañar los misterios del contagio. Pues bien, ya no veo que se hable nada del tema y cuando se habla es para decir que nada cuadra.


Con el tercer libro uno descubre el apasionante mundo de la electricidad y electromagnetismo en la biología. Cómo la electricidad gobierna más el comportamiento biológico que la físico-química, y cómo la inmensa mayoría del personal sanitario no tiene ni pajolera idea de electricidad. De pronto cobran sentido muchas cosas que le rodean a uno. Soy aficionado a las cuestiones cognitivas desde hace años y hace mucho que soy consciente de que uno no cree lo que ve sino que ve lo cree, pero no por ello me deja de maravillar el comprobar cómo ni siquiera percibes aquello que no está en tus paradigmas mentales a pesar de que te envuelve continuamente.


Pero insisto, me justaría que hiciese un esfuerzo y me mostrase esa evidencia. Mucha gente cualificada alrededor del mundo ha pedido a sus ministerios de sanidad, a centros de investigación, a universidades que les den pruebas del aislamiento, purificación y secuenciación de ese extracto purificado de eso que llaman Sars-cov-2, obteniendo la negativa como respuesta en todos los casos. Puede consultar los documentos de 87 instituciones en el artículo “Casi 90 instituciones científicas/sanitarias de todo el mundo no consiguen demostrar CIENTÍFICAMENTE la existencia del SARS-CoV-2.” En esa lista aún no estaba la contestación, también negativa, del ministerio español.


Por supuesto que los “Fact Checkers”, pagados todos por la industria farmacéutica, o asociados, van a decir que el Sars-cov-2 está secuenciado, pero eso es un camelo. Le animo a que investigue y se entere de lo que es un virus quimera. En los famosos artículos chinos donde supuestamente se secuenció el virus, lo que se hizo fue, abreviando mucho, extraer material genético de miasmas de enfermos y localizar unas cadenas cortas de bases (en total menos de 300 bases), suponer que son restos del virus, y con ellas componer en un ordenador (“in silico” es el eufemismo que emplean los virólogos) un genoma viral de unas 30.000 bases. Vamos, que no hay que ser Einstein para ver la caradura de estos señores.

Pero la cosa va más lejos. En los laboratorios dicen que pueden sintetizar un virus quimera. Pues han intentado que este Frankenstein viral infecte a células humanas sanas sin obtener resultados.


Pero insisto, es usted la que lo ve evidente, y a mí me gustaría que me lo mostrase. ¿Por qué? Pues porque mientras sigamos admitiendo la existencia de un tal virus, y que es la causa de una enfermedad mortal de necesidad, cosa que ni las falseadas estadísticas oficiales pueden mostrar, estaremos a merced de estos psicópatas.


Y aquí quiero hacerle reflexionar sobre sus propias palabras, porque creo que está usted muy cerca de mi postura y solo le hace falta un pequeño empujón.


¿Quiénes le han dicho a usted que el Sars-cov-2 existe y causa la Covid-19? ¿No son los mismos que le han dicho y hecho hacer todo lo que narra en el artículo, que no es poco? Piénselo, por favor. Son los mismos que nos imponen las mascarillas, los mismos que nos encerraron, los mismos que defienden que la inoculación de una sustancia con componentes no declarados es la única solución del problema, cuando hay terapias baratísimas con una eficacia bárbara que ellos mismos criminalizan.


Si está claro que nos están mintiendo y que no quieren nada bueno para nosotros ¿por qué les cree cuando dicen que el Sars-cov-2 existe y causa la Covid-19?


SARS significa “síndrome respiratorio agudo severo”. Pero hace tiempo que el bicho dejó de causar neumonías solo, y ahora causa todo tipo de males: trombos, ictus, infartos, problemas neuronales, abortos, infertilidad y un largo et cetera.


Si algo es evidente es que no es evidente que este virus mutante exista. Eso lo tengo claro. Entre los negacionistas, epíteto que llevo con orgullo, no todos defendemos teorías esotéricas. Créame que también hay gente con los pies bien puestos en el suelo.


Un abrazo.

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