Publico aquí la carta de dimisión mecanografiada que mi Padre envió al entonces recién nombrado Presidente de Delegado de la Asamblea Provincial de la Cruz Roja Española de Sevilla.
En aquellos años 80, los cachorros del franquismo realizaban el lavado de imagen del régimen cubriéndose con pieles de ovejas socialistas. Todo lo que tuviese un tufillo a guerra civil debía eliminarse sin contemplaciones. Las estructuras estatales engrosaban y se multiplicaban como células cancerígenas asfixiando poco a poco cada más a la población civil del país.
El actual estado tiránico y totalitario, con la escusa de la salud, no es más que una evolución lógica de esa tendencia.
Llamo la atención sobre cómo el supuesto nuevo socialismo de España impone a los hospitales de la Cruz Roja que sean rentables, que den beneficios económicos, mientras que los viejos "carcas" pensaban que el beneficio debía ser social y que bastaba con que no fueran onerosos, deficitarios.
También llamo la atención sobre el hecho de que aquellos médicos realizaran su trabajo prácticamente de forma altruista cosa que dudo que hoy en día sea posible. Como dato diré que peseta arriba, peseta abajo, mi padre, con quince hijos que sacar adelante cobraba 500 pesetas por una consulta en la Cruz Roja y 12.000 pesetas en su consulta privada, y el tiempo que les dedicaba era del mismo orden.
¡Ole tus cojones, Papá! Ya no quedamos hombres como tú.
A mi padre le amargaron el final de su carrera como médico de la Cruz Roja. Me lo llegó a decir un día que íbamos juntos en el coche hacia el campo. Y tal y como expongo en mi entrada "Me quitaron lo bailado", aquí digo...
Necios creemos el ayer seguro,
del tiempo y sus peligros a salvo,
pero de hechos no se hace el pasado,
sino de recuerdos, ¡y eso es duro!
Lo que ayer vi alegre y divertido
ahora me duele triste y amargo.
Ayer miraba torpe y novato,
hoy mis ojos ven con lo vivido
Vivir no es solo ir hacia el ocaso
que también es borrar lo andado
pues al andar vemos el pasado
entre desengaños y fracasos.