Carta abierta a mi querida Pilar Baselga.
- Ludwig V. Burkes
- 4 feb 2022
- 8 Min. de lectura
Mientras subtitulaba al español el vídeo de James Corbett “A Brief History of Hopium” no hacía más que acordarme de ti(1). Espero que no te importe que te tutee. Vaya por delante, y lo digo sin retintín alguno, que, lejos de tener nada contra ti, te considero una mujer valiente, inteligente, culta, simpática, divertida y guapa. Te sigo todos los días desde que empezó esta plandemia y comparto muchas de tus entradas con mis conocidos.
Dicho lo cual, eso no quita que estemos en ciertas cosas en puntos distantes. Algunos dirían que en extremos opuestos, pero hace tiempo que me olvidé de que las ideas se pueden infantilmente representar en un segmento de recta como si de números se tratara.
En cualquier caso estoy seguro de que ambos estamos en estos momentos en el bando de la humanidad, de la libertad y de la vida, y por eso me tomo el trabajo y el tiempo de escribirte, aun a sabiendas de que podría tener un efecto por mí no deseado y molestarte. Si eso fuera así, te pido perdón de todo corazón.
El primer asunto que nos separa es el religioso. Yo soy completamente ateo. Más aun, no creo en la existencia de seres intencionales etéreos. Sé que puedo estar equivocado, siempre es así(2). Sin embargo, yo sí pienso que en lo importante estamos de acuerdo. Yo soy anarcolibertario(3) y creo firmemente en la ley natural y en el principio de no agresión. Creo con fervor religioso en la bondad intrínseca de la mayoría de los seres humanos sin que ello suponga que sea un lila y no sepa que existe la maldad entre las personas. Pero, psicópatas aparte, la gente normal, la inmensa mayoría de la gente, cuando causa daño, más pronto que tarde siente remordimientos independientemente de su posición religiosa. Que la hipocresía sea el homenaje que el mal le hace al bien es prueba de ello. Para los creyentes, eso es solo posible a través de la figura de Dios, o los dioses, y desconfían de las convicciones de un ateo. Si las cosas se ponen feas ¿Quién me va impedir recurrir al mal para salvar mi pellejo si no hay un ser superior que me haga pagar mis males? ¿Quién? Pues yo mismo, mejor dicho, mi conciencia. Después de todo, hasta el momento de la muerte, en que el alma cambia de jurisdicción, ese es el único mecanismo de control para todo el mundo. Unos lo llaman conciencia de Dios, y otros conciencia del mal causado a otros. No trato de convencerte de que estás equivocada sino de que nuestras posturas son, en lo importante, idénticas.
Por cierto que quien me convenció por fin de que el anarquismo es la única postura política digna es Jesús Huerta de Soto quien no solo es cristiano sino que defiende que Dios es anarquista. Te animo a oír su conferencia al respecto
El segundo punto importante en donde no nos encontramos es en el político-territorial. Siendo anarcolibertario no puedo sino estar en contra de cualquier estructura estatal y por tanto aborrezco tanto al Estado Español como a cualquier estado que surgiese de él por secesión. Sin embargo, si he de ser coherente con mis ideas, un mal pequeño es siempre preferible a un mal grande y por lo tanto tendría que preferir un Estado Andaluz a un Estado Español, por más comegambas y engominados que hayan en esta tierra. Una vez más, no es mi intención pelearme contigo por lo que nos separa sino disfrutar contigo lo que nos une, y en este caso nos une nuestro amor a España. Dirás que cómo puedo amar a España si no creo en el Estado Español. Pues por la misma razón que el Rey Juan II de Portugal, molesto con el Papa por llamar “Reyes de España” a Isabel y Fernando, le envió una misiva recordándole al Papa que “Rey de España” también era él(4). Porque España no es un Estado sino una comunidad de gentes que comparten cosas en común, aunque ellos mismos no lo sepan. Por eso no me preocupa para nada si el movimiento independentista vasco trata de hacerse con las riendas de la disidencia anticovidiotas. Primeramente, porque si ganan los globalistas ya me dirás lo que les va a importar a esos el eusquera y la txalaparta, y si no ganan, no será porque hayan ganado los Estados, que están todos con la Agenda 2030, sino porque habremos ganados las personas como individuos, como seres humanos. Segundo porque como decía Unamuno de él mismo, los aberzales, mal que les pese son doblemente españoles por ser vascos. Es más, viendo su espíritu rebelde ante el poder, yo diría que son los últimos españoles.
Por último hablaré del tema de las elecciones, no porque solo sean estos tres puntos los que nos separan sino porque esto solo pretende ser una carta de presentación y ofrecimiento de mi amistad y colaboración en esta guerra que nos une. Yo te estoy profundamente agradecido por el magnífico trabajo que has hecho poniendo de relieve el fraude electoral. De hecho fue con uno de tus vídeos sobre este tema que te conocí al comienzo de la plandemia. La cuestión es que yo, como anarquista, ni quiero ni debo votar a mis opresores, sean del partido que sean. El que vota consiente en el engaño(5) y se compromete a aceptar el resultado, sea éste el que sea. Como dice James Corbett en el vídeo que ha motivado esta entrada, ya son muchas décadas, en incluso siglos, de constatar que todos los partidos mienten e incumplen por sistema sus promesas electorales. Todos sin excepción, en todos los tiempos y todos los países. Pero centrándonos en la situación actual ¿a qué partido votamos? En Madrid se puede estar viviendo bajo el espejismo de la Ayuso de hoy pero su partido está perfectamente retratado en mi región andaluza y en Galicia, donde sus reyezuelos de taifas compiten por ser los mayores tiranos del solar hispánico. ¿Vox? Vox tiene poder en Andalucía y ¿qué ha hecho hasta ahora? En toda organización hay gente buena que aún no se ha quemado lo suficiente para abandonarla, o ha vinculado tanto su modus vivendi que no se siente capaz de hacerlo, pero eso no hace a esa organización buena. Si uno conoce a la Iglesia Católica por sus miembros de base difícilmente puede imaginarse el satanismo imperante en el Vaticano.
Mi postura a este respecto creo que está muy bien expuesta en este vídeo de ApocalypseTV titulado “Reaccionando a un vídeo de Rubén Gisbert”.
Después de ver el pucherazo tan vergonzosamente descarado de las últimas elecciones presidenciales americanas ¿de verdad piensas que votando, yendo a los escrutinios y demás, podemos hacer algo que ya no hayáis hecho vosotros? Estarás de acuerdo conmigo que has demostrado que los jueces están pringados hasta la coronilla y no pasa nada. Ahí está el juez Presencia, el Caso Royuela, el caso Bar España.
Por supuesto que podemos llegar a lo de Venezuela. Llevo hablando de la cubanización de España en mis blogs mucho tiempo pero Venezuela no está así porque la gente haya dejado de votar. ¿No será que ha dejado de votar por la misma razón por la que esté así?
Nadie me puede acusar de no haber intentado luchar desde dentro del sistema. De hecho conozco a muy pocas personas que hayan fundado, como yo, un partido político. Yo firmé los documentos fundacionales en el Ministerio del Interior. Figuraba como encargado de relaciones internacionales o algo así. Luego me presenté como candidato a dos o tres elecciones. Por esa vereda ya he trochado lo que la inmensa mayoría de la gente no.
Pero repito que esta es una carta de encuentro, no de confrontación. Sí que creo que estamos en lo importante muy cerca y por eso quiero enfatizar nuestros solapes.
Creo que ambos pensamos que la verdad absoluta, como expresión de la realidad, es inalcanzable. Tú porque la verdad absoluta es patrimonio de Dios. Yo porque la realidad es tremendamente compleja y nuestra mente funciona con herramientas muy burdas. Lo más que podemos hacer, y debemos intentar, es acercarnos lo más posible a la verdad, que no es poco.
Ambos tenemos un gran aprecio por la vida espiritual(6). Tú eres muy buena profesora de arte y yo dedico una parte importante de mi tiempo libre a la música y a la literatura, incluso hago mis pinitos en poesía, si es que se le puede llamar así. No solo como actividades contemplativas sino de forma activa: haciendo música y escribiendo. Siempre luchando contra mis limitaciones que son muchas.
Los dos somos defensores de la enseñanza en el hogar (homeschooling) porque los dos sabemos que el Estado no tiene ningún interés en la formación de nuestros hijos. Solo le interesa su adoctrinamiento y control. Por cierto que dado que mi vida en la Universidad, como profesor de ingeniería, parece estar llegando a su fin, tras cuatro meses de suspensión de empleo y sueldo por negarme a seguir la farsa del bozal, para mí sería un sueño poder dedicarme a ayudar a niños y jóvenes en su formación.
Por todo esto y más, creo que estamos en lo importante muy cerca el uno del otro y me gustaría sugerirte, así como a todos los demás héroes de la lucha anti-globalista, que nos concentremos en nuestra línea de batalla y nos olvidemos de las diferencias con los demás, incluso si éstos no lo hacen y tratan de ponernos palos en las ruedas(7). Si todos remáramos juntos en el mismo barco, con un solo torpedo nos mandarían a pique y ellos de torpedos están muy bien surtidos. Si tenemos alguna chanza de ganar esta guerra, creo que será porque cada uno de nosotros remará solo en su canoa con todas sus fuerzas en la dirección que mejor le vaya a su condición. Como esas batallas anteriores a la pólvora en donde cada guerrero se concentraba en el enemigo que tiene enfrente y se olvidaba de la muchedumbre, aunque de vez en cuando, si le era posible, le echaba una mano a un compañero en apuros a su vera.
Sin más me despido esperando no haberte importunado en demasía.
Siempre tuyo,
Ludwig V. Burkes, un admirador.
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Por lo dicho en el vídeo de James Corbett y por lo escrito en esta carta, se ve claro que no tengo ninguna esperanza de que unos militares se subleven y nos saquen las castañas del fuego.
Pero eso no significaría que los creyentes estén en lo cierto puesto que no se trata de creer en la mera existencia de algo indefinido, sino en la existencia de algo concreto y bien definido. Como cada persona tiene una idea diferente de ese Dios, o esos dioses, las probabilidades de que el suyo exista son nulas.
Me refiero a la rama del anarquismo conocida por muchos como anarcocapitalismo. Dado que el término capitalismo fue secuestrado por los mercantilistas y los neo-fascistas, amantes de la íntima connivencia Estado-Gran Empresa, la palabra capitalismo se ha granjeado muy mala prensa y por ello no me gusta usarla. Por anarcolibertario me refiero a anarquista de propiedad privada. Seguramente habrá algún politólogo que me afee el uso del término, en cuyo caso espero que me perdone mi ignorancia terminológica.
Hablé sobre mi amor por España al menos en las entradas de mi blog “El Mundo de Freeliberto” listadas abajo. Las cuatro primeras las escribí cuando aún me consideraba un liberal y todavía no había abrazado el ideal anarquista.
Me refiero al engaño que toda elección supone con independencia de que la ley electoral se cumpla a rajatabla, no al fraude electoral.
Nuevamente esto puede chocarte viniendo de un ateo que no cree en seres etéreos. Yo creo firmemente en la existencia del alma humana, solo que ésta no tiene existencia independiente de nuestra vida. Nace con nosotros y muere con nosotros. El alma para mí es la conceptualización de la supina complejidad de la vida, de la conciencia, de la voluntad, del amor, del odio, de los sentimientos. Las ciencias están a años luz de poder vislumbrar, mucho menos describir, el mundo anímico del ser humano. Pero la ciencia, de naturaleza infantil, se lanza a hablar de viajes cósmicos cada vez que avanza un micrómetro en el conocimiento. La ciencia es muy rápida haciendo daño pero a veces torpe hasta la desesperación cuando de hacer bien se refiere. Hace décadas que existe la bomba de hidrógeno basada en la fusión nuclear. Las mismas décadas que llevan hablando de que en los próximos diez años las centrales nucleares de fusión serán un hecho.
Aunque trato de ser coherente conmigo mismo en todo, he de reconocer que es bastante difícil. Seguramente por esa naturaleza compleja de la realidad, y especialmente del alma, todos estamos condenados a sufrir contradicciones internas. Lo digo porque ese consejo que te doy está en contradicción con esta carta.
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