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  • Ludwig V. Burkes

11/9: el despegue del último vuelo genocida.

Quienes hayan seguido mis últimas entradas verán que he tratado de darle una evolución lógica a los sucesos que estamos viviendo en estos dos últimos años. Un vistazo por las plataformas de vídeos nos muestra que son muchas las teorías sobre la dominación del mundo por una casta reducida de iluminados: rosacruces, masones, jesuitas, judíos, lagartoides, extraterrestres, y demás. Para poder entender la realidad, además de descartar hipótesis descabelladas, hay que aceptar su tremenda complejidad y renunciar a la posibilidad de describirla con un relato forzosamente lineal. La realidad es una retícula tridimensional donde los nodos no sólo están conectados a los nodos circundantes sino a infinidad de otros nodos. Cuando queremos conectar dos nodos lejanos a través de una cadena lineal de nodos, como suele ocurrir en la historia, existen infinidad de posibilidades. Todas ellas reales por lo que narran, todas ellas falsas por lo que callan.


La complejidad hay que aplicarla a todos los subelementos de la realidad, de manera que hablar de un grupo monolítico, en perfecta armonía, tratando de hacerse con el control del mundo es una simpleza. La historia que nos enseñan en las escuelas es precisamente la historia del caos en ese grupo, de las guerras entre ellos. Pero es bien conocido en economía que las grandes empresas tienden a conspirar contra el resto de poderes formando cárteres. Entre ellas se llevan mal, pero juntas están mejor, porque el enemigo común a todas ellas, si se juntase, sería muy superior en fuerzas. La Segunda Guerra Mundial nos muestra unas alianzas iniciales totalmente contra natura, como es la Alemania nazi con la Rusia comunista, y unas alianzas finales aún más increíbles, como Estados Unidos con Rusia y la facción comunista de China. Los poderosos no tienen escrúpulos morales e intelectuales cuando del poder se trata.


Por eso en la actualidad, aparte de los más que improbables lagartos y marcianos, vemos confabular con total descaro a la Iglesia Católica, las logias masónicas, los políticos de todo el mundo, los grandes grupos de inversión, etc.


De manera que el origen de la guerra por el control total del mundo se remonta a los tiempos de Adán y Eva, con la dichosa manzana y el fratricidio de Caín como momentos cumbres.


Yo escogí la formación de la Sociedad Secreta de Cecil Rhodes como el comienzo de la fase final de forma arbitraria. Mirando los acontecimientos con una lupa de más aumentos podemos ver otro quiebro aún más pronunciado en la pendiente de la curva de los acontecimientos: la demolición de las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.


La masacre del 11 de septiembre en Nueva York fue para muchos el detonante para la demolición de la visión “racional” del mundo. Según la misma todo en política tiene una explicación racional al margen de conspiraciones y en la que los hechos difíciles de explicar según la razón lógica se les imputan a la casualidad y la incompetencia de los actores. Ese fue el caso de James Corbett ( https://www.corbettreport.com ) y, luego, a través suya, el mío también.


James Corbett ha dedicado muchísimas horas de vídeo y lectura a este tema y recomiendo a aquellos que dominen el inglés que se sumerjan en su trabajo. Aquí les he subtitulado en español este vídeo corto “9/11 a Conspiracy Theory”, resumen del absurdo de la versión oficial del 11/9, que Jame hizo más como un chiste que otra cosa.



El vídeo se hizo viral en su momento, cuando YouTube era aún un espacio libre y sin duda sirvió para que mucha gente se interesara por este “Nuevo Pearl Harbor” del asalto final a la humanidad. El Estado policial y de vigilancia necesario para este último Armagedón vino de su mano.


El 11 de septiembre en Nueva York, el 11 de marzo en Madrid y muchos otros supuestos atentados son, en cuanto atentados de falsa bandera, verdaderas chapuzas que apestan por todas partes, al menos para los que nos tomamos el trabajo de indagar. Sus innumerables contradicciones internas deberían haber bastado para que la gente despertara, pero no fue así. Imagino que porque, como me pasaba a mí en la adolescencia con los sueños eróticos, que de alguna manera era consciente de que eran sueños y no deseaba despertarme, la gente no quiere que se le despierte de su falsa realidad.


El asunto de las Torres Gemelas es sangrante. Tiene tantos elementos a simple vista que contradicen las más elementales nociones de física y química, de análisis de estructuras, de aviación y muchos otros campos del saber que es apabullantemente desconcertante que los cientos de miles de profesores universitarios por todo el mundo hayan guardado silencio, mirando para otra parte, sin pronunciarse sobre esas contradicciones.


Intentaré en sucesivas entradas analizar las contradicciones más llamativas, cuyos análisis echo en falta en internet, como el polvo o el agujero en la estructura.


¿Pero por qué hablar en estos momentos de las Torres Gemelas con la que está cayendo? Pues porque, como siempre, la fortaleza de nuestro enemigo se sustenta en la mentira. Si conseguimos que un gran número de personas se percaten de esas mentiras les habremos vencido, y cuando a un mentiroso se le coge una mentira, las demás caen como fichas de dominó.

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