Fuentetaja: El caballito de mar (revisado)
- Ludwig V. Burkes
- 3 ene 2023
- 3 Min. de lectura
Se nos pide en la 5ª semana de curso que escribamos un relato usando los tres estilos de narración: directo, indirecto e indirecto libre. Se nos dice que:
El estilo indirecto libre es una forma de narrar donde se reproduce la conciencia de un personaje a través de un narrador en tercera persona y en pasado. Este punto de vista no va introducido por ningún verbo de habla o lengua (como “decir”, “comentar”, “pensar”…), sino que aparece directamente en la narración respetando la voz del personaje (vocabulario, gramática, tono, etc.), por lo que solo puede deducirse por el contexto, de ahí su dificultad.
Para esta práctica decido rescatar un texto que publiqué en mi anterior blog y del que yo mismo hice, en una entrada posterior, una crítica severa catalogándolo de kitsch puro. Tenía pendiente su revisión y esta es una buena ocasión para ello.
El nuevo texto dice...
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El caballito de mar
Caminaba Luis por el parque infantil cuando una voz le distrajo de sus pensamientos.
Viejo - Buenas…, perdone si le molesto ¿no van las cosas bien con ella?
Luis se paró sorprendido por la pregunta de aquel viejo impertinente y chismoso. El viejo le contó que lo había visto anoche abrazado a una mujer en aquel mismo parque. Tardó unos segundos en reaccionar porque ¡una cosa era fijarse en una pareja besándose y otra aquello!
Luis - ¿Cómo? ¿Perdón…?
Fue lo único que atinó a responder.
V - Sí, estoy seguro, era usted…
L - ¿Cómo dice? ¿Era yo…. quién?
V - Pues ese…, le recuerdo bien… estaba usted besándola y acariciándola como si fuera la última vez que la iba a ver.
L - ¡Coño! ¡Pero qué es esto! Creyó decir aunque realmente sólo lo pensó.
Luís miró al viejo como si de un jeroglífico se tratara. Sin atinar a decir palabra se dio la vuelta y continuó su camino.
El viejo le dejó pensativo, ¡quién sabría si al paso que iba no terminaría como aquel viejo! Entonces volvió a interrumpirle aquella voz.
V - Si hijo… terminarás así…
L - Me voy a ca… ¡pero bueno! ¿Quién coño se cree usted que es?
V - Fíjese y lo sabrá…
Luis le miró a la cara con atención y se quedó congelado al ver que le recordaba muchísimo a su padre poco antes de acusar el cáncer que acabó con su vida.
L - ¿Es usted algún pariente que no conozco?
El viejo sonrió poniendo un gesto de duda y, espaciando las preguntas y respuestas, le dijo:
V - ¿Pariente…? Si… ¿Qué no conozca…? ¿Se puede conocer uno a sí mismo?
Luis se quedó mudo tratando de digerir aquello.
L - Ahora me dirá usted que es un hermano de mi padre que nunca conocimos…
V - Hermano no, pero hijo sí.
L - ¡Ja! ¿Pero si debe tener usted la edad que tendría mi padre en estos momentos…?
El viejo se le quedó mirando fijamente sin preocuparle su desconcierto. Luis se calló bruscamente cuando se percató de un llavero con un caballito de mar que colgaba de la presilla del pantalón del viejo. Era igual, aunque mucho más estropeado, que el que él mismo llevaba junto a sus llaves y que su hija le había regalado por su último cumpleaños. Levantó lentamente la vista a la cara del anciano y vio en su mirada la misma expresión que el sentía por dentro cuando rememoraba su pasado.
L - ¿Quién eres?
V - ¿Aun no lo sabes?
El viejo sonrió secamente…
Luis cerró los ojos suspirando y dijo, más para sí mismo que otra cosa:
L - ¡No puede ser! Estoy muy cansado.
El viejo le respondió que eso era nada para lo que le esperaba
L - ¿Lo que me espera?
V - Sí, lo que te espera. Uno no puede escapar de sí mismo. No puede y dudo que deba.
Luis ya no se cuestionaba la lógica de nada y se dejó llevar por un momento por la situación.
L - Dime… ¿Cómo me…
Se detuvo y sonrió, recobrando el sentido de la realidad para enmendar la pregunta.
L - ¿Cómo te ha ido?
El viejo sonrió tiernamente y le dijo:
V - ¿No querrás que te estropee la película, verdad?
L - ¡Joder! ¿Qué película ni qué coño?
El viejo recompuso su cara.
V - ¿Cómo te ha ido a ti hasta ahora? ¿Desde cuándo sabes que tu manera de ser te complica la vida y sin embargo has seguido siendo tal y como eres? Es más, yo diría que cada vez te reafirmas más en tu manera de ser. En general ¿Te va mal?
Luis sonrió alegremente sintiendo una ráfaga de aire polar en su cerebro…
L - Gracias. Creyó decir… aunque realmente sólo lo pensó.
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